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24/37El cine que es de todos
El cine que es de todos

El cine que es de todos

En el 2012, la sala Renoir de Palma de Mallorca echaba el cierre tras 15 años proyectando pelis. La ciudad se quedaba así sin su única cartelera en versión original. El cine más independiente y con subtítulos ya no era negocio y el mercado dictaba sentencia de muerte. O eso parecía.

Al poco de conocerse la noticia, cerca de 2.000 cinéfilos se movilizaron para rescatar las cuatro salas, hacerlas suyas y mantener encendida —con romanticismo y fuerza de voluntad — la bombilla del proyector. El antiguo propietario puso el primer granito de arena —regalarles las máquinas de proyección—, y la idea loca de que la ciudadanía se adueñara del cine empezó a tomar forma.

Gracias a 2.000 activistas soñadores, el proyecto se hizo realidad y echó a andar en pocos meses. El grito original de ‘Salvem els Renoir!’ dio paso a una red organizada Asociació Xarxa Cinema, que gracias a un sistema de cuotas de socio aseguraban la viabilidad del proyecto. Economía circular, autogestión y resilencia en toda regla. Querían cine de calidad y en versión original.

Cineciutat enciende sus bombillas a diario con una programación elegida en asamblea y por sus socios. Títulos menos comerciales que en el resto de salas y reposiciones del cine de antaño. Y la posibilidad de ver los Goonies o El halcón maltés en pantalla grande.

 

Puro amor.

 

 

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