"Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas", decía el poema de Lorca. Si compuso estos versos para un drama gitano, ahora podrían convertirse en el mantra de los sufridos urbanitas de todo el planeta. Para cultivar al menos una parecela de tierra en el municipio de Colmenar Viejo y ver cómo madura y a qué sabe un tomate-tomate.
Es el sueño de todo urbanita: arrancar un tomate de su mata, lavarlo, abrirlo sobre una mesa de madera cruda, aliñarlo y comerlo. Y contarlo. Amor de Huerta te ayuda y te enseña todo lo que quieras saber. Porque son majos, currantes y trasmiten una ilusión que contagia.